No se recuerda otra situación similar, al menos la memoria no la trae al presente y, si el dato existe, no se cree que haya los condimentos que surgieron en la noche de Paraguay. Porque fue una noche rara, una noche insólita, una jornada que quedará en la retina de los que pudieron estar allí y en la de aquellos que lo siguieron por radio o televisión. Libertad, River, la falta de luz en dos ocasiones, el tiro penal malogrado y la gran diferencia que sacó el visitante abrían la llave de Octavos de Final de esta Copa Sudamericana: luz que haz de volver déjanos el invicto mantener.
River la tiene clara, en medio de la oscuridad. River se tranquiliza, en medio de la impaciencia. River no te perdona, por más que lo perdonen. El equipo que dirige Marcelo Gallardo tiene todas las luces habidas y por haber. Se repone de cualquier situación negativa, levanta un partido impensado y saca a la luz una victoria categórica que si bien no define la llave, le da una cierta tranquilidad para encarar el partido de vuelta, pero ojo: aún no se ha conseguido nada.
Comienzo del partido. Unos primeros minutos tranquilos, con la idea de adelantarse de a poco hacia campo contrario por parte de ambos equipos. Daba la sensación de que había un cierto respeto hacia el rival y ninguno de los dos quería cometer errores que pudieran costarle la desventaja. En el local, Sergio Aquino y Osmar Molinas conducían las acciones con pretensiones de que tanto Dionisio Pérez como Rodrigo López tuvieran chances de peligro. Por el lado de la visita, Leonardo Ponzio se hacía dueño de contrarrestar esos avances paraguayos y distribuía el balón para su tocayo Pisculichi, pero el ex Argentinos Juniors no estaba fino con la pelota y amén de esto a River le faltaba llegar más por los costados, cosa que no sucedía.
Hasta llegar al minuto 45, lo más peligroso había sido un tiro libre pateado por Carlos Sánchez que salió apenas desviado hasta que en tres cuartos de cancha Claudio Vargas sacó un remate imponente que ingresó en el arco defendido por Marcelo Barovero. Si bien fue un disparo exquisito, quizás “Trapito” podría haber tenido otra reacción, pero la apertura del marcador era un hecho. Pobre trabajo de Rodrigo Mora y de Lucas Boyé, algo fundamental para lastimar al rival. Al descanso y a la espera de que en el complemento la cosa mejorara.
Segundo tiempo en marcha. Histórico por donde se lo mire, anecdótico por todo lo ocurrido. El “Millonario” con la necesidad de igualar el tanteador y el dueño de casa con las ganas de darle otro cachetazo a su rival. Todo marchaba bien para el equipo que dirige Marcelo Gallardo, manejaba la pelota y tenía claras intenciones de lastimar a Libertad. Pero a los 11 minutos todos creíamos que se le venía la noche: Germán Pezzella extendió su mano en el área tras un remate de Gustavo Mencia, el árbitro Víctor Hugo Carrillo cobró tiro penal e inmediatamente se cortó la luz en el Estadio Nicolás Leoz. La interrupción se mantuvo por unos buenos minutos y cuando volvió la electricidad, López malogró la pena máxima al rematar de manera desviada. Nueva vida para los de Núñez y momento clave para lo que restaba de la noche.
Tras el mini descanso, el partido se reanudó 6 minutos, los suficientes para que River empatara el partido. La condujo Sánchez que tocó para Ramiro Funes Mori. Éste la alargó para Boyé y el pibe devolvió la pared para el “Melli” quien llegó hasta el final del campo y, al enviar el centro atrás, Sánchez se encargó de tocarla con el revés del pie derecho. Todo ocurrió a los 15 minutos y otra vez sopa: corte de luz. Y parecía que esto fortalecía a los dirigidos por el “Muñeco” porque tras la nueva reanudación, el visitante fue por más y consiguió más.
Corrían 26 minutos cuando Ponzio visualizó a Mora en tres cuartos de cancha. Rodrigo la supo manejar y aguantar para que el ingresado Sebastián Driussi llegara al área. El pibe tocó suave con su pie derecho y a festejar su primer gol en Primera. River daba vuelta un partido más que complicado por todo lo que tuvo que pasar desde esa mano de Pezzella. Y aún hay más. El otro que ingresó fue Giovanni Simeone y también dejó su sello en tierras paraguayas. Pisculichi que de esto sabe tuvo gran visión para descargar el pase hacia el “Cholito”. Simeone la peleó y, tras la salida del arquero Rodrigo Muñóz, la tocó con el revés del pie derecho y selló el resultado a los 31. Tremenda victoria del “Millonario” cuando todo hacía pensar que el invicto quedaría allí tras la inmejorable situación que tuvo Libertad para aumentar la diferencia. Un 3 a 1 para iLUZionarse.
Ahora las luces deberán estar puestas en el domingo. Se viene el siempre complicado Belgrano en el Estadio “Monumental”. River marcha puntero e invicto y debe ganar para avanzar aún más en el Torneo de Transición. Con humildad, como hasta ahora. Con buen fútbol, como hasta ahora. Se acercan momentos decisivos para este gran equipo que comanda Gallardo. “Mi equipo habla dentro de la cancha”, dijo el “Muñe” hace unos días: 17 partidos invicto y sería una catástrofe que lo pierda.
FOTO: OLÉ
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Alexis Emmanuel Fuma
@alesn08
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