La historia se repite, la historia nunca termina. Lo hace porque lo siente, lo disfruta porque lo lleva en la sangre. Parece eterno, pretende serlo. Él es así, no dibuja nada, no vende ninguna imagen falsa. Tira lujos, se divierte, se ríe. ¿Gordo? Puede ser, pero corre, juega y hace jugar. ¿Torito? TORAZO. ¿Goleador? Y por partida doble. Es sinónimo de River, es patrimonio del club, es alegría para los hinchas, y tristeza para los rivales. Pensar que se habló de un posible retiro: ¡no te vayas nunca! Como el Rey Fernando, como el profeta Ezequiel, como el gran Cavenaghi. General O´Brien lo vio nacer, River lo vio crecer, a los hinchas hace estremecer. TACOntento, y no es la primera vez.
Que se detenga el tiempo, paren los relojes, imaginemos, pensemos, disfrutemos, gritemos. A más de un viejo vitalicio se le escapó un lagrimón, más de un pibe de entre 25 y 30 años se rompió las manos para aplaudirlo: porque lo sigue desde sus principios, cuando usaba la camiseta número 30; porque lo vio tirar uno, dos, tres y miles de tacos y hacer goles de todos los colores; porque vivieron su vuelta y celebraron con el cada momento de alegría; porque saben que volvió una vez más y demuestra día a día ese amor incondicional por el club. Ya no hay palabras de agradecimiento, ya no hay manera de explicar lo que se siente cuando hace este tipo de cosas. Fortaleza. Entrega. Carisma. F, E, C. CAVE decir CAVENAGHI 4 Banfield 1.
Un partido para el recuerdo, para aquellos memoriosos que en un futuro le consultarán y dirán hasta el minuto de cada uno de los goles que hizo el “Topo” Cavenaghi. Dinámico, vertiginoso e interesante: así fue el primer tiempo de un encuentro del que se esperaba mucho y afortunadamente hubo mucho. Lujos por doquier, caños, rabonas y todo lo que hiciera posible para alegrar al hincha. Cavenaghi estaba encendido, con más luces que el propio Estadio “Monumental”. El goleador jugaba su partido pero todo River se jugaba ese cotejo aparte que le sirviera como antesala de todo lo que se viene: tres superclásicos en diez días en los que en gran parte se definen muchas cosas. Había juego asociado, se creaban acciones tanto por derecha como por izquierda y el “Millonario” tenía todo controlado. A los 20 minutos, el emblema del equipo llamado Fernando Ezequiel metió un pase increíble de espaldas a su compañero Sebastián Driussi. El juvenil la agarró de aire y de sobre pique abrió el marcador. Golazo de los dirigidos por Marcelo Gallardo que marcaban una cierta diferencia en relación a Banfield. El elenco comandado por Matías Almeyda jugaba por intermedio de Juan Cazares y de Mauricio Cuero aunque no llegaba con peligro al arco de Marcelo Barovero más allá de algunos intentos de Lucas Viatri.
El local jugó unos muy buenos 45 minutos iniciales y se fue al descanso con la idea de reafirmar en el complemento todo lo importante que se había realizado. Y lo hizo, lo pudo hacer con inteligencia y sobre todo en el momento en el que el “Taladro” había logrado el descuento. Pero no nos adelantemos: minuto 27, el tiro de esquina desde el sector izquierdo llegó hasta Driussi que la peinó y allí apareció Ramiro Funes Mori, de gran encuentro, para empujarla y a celebrar la nueva ventaja. Bien por el “Mellizo” que anticipó, marcó y distribuyó bien las pelotas que tocó. Pero Banfield no se resignaba e iba por ese descuento que finalmente consiguió. Cazares, a pesar de la derrota, fue el hilo conductor del equipo del sur e inició la jugada en la que Cuero definió solo frente a Barovero cuando el reloj marcaba los 36.
Había que tener tranquilidad para que no pasara lo de algunos partidos en casa. River esta vez supo encontrar los espacios para definir un encuentro muy duro por donde se lo mire. Por el sector izquierdo estuvo el negocio y por allí fue Ariel Rojas que se mandó al ataque y al meterse en el área se la dejó servida a Cavenaghi. El 9 la tocó por lo bajo ante la salida del arquero Fernando Pellegrino ya que Enrique Bologna le había dejado su lugar por lesión. Todo ocurrió tan solo 3 minutos después del descuento del visitante. Pero había más. Más y más para que las manos queden coloradas y para que mañana las farmacias se enriquezcan. Es que las gargantas de los riverplatenses ya no deben tener fuerzas para emitir sonidos y todo producto de que en cancha aún estaba él. Faltaban 30 segundos para completar los 3 minutos adicionales que otorgó el juez Saúl Laverni: Augusto Solari desbordó por la derecha y envió el centro. Allí estaba él, el “Torito”, el goleador, el Cavegol. Fiel a un estilo que hace mucho adoptó como propio, la agarró de taco y le bajó la cortina al partido. ¡¡¡GO-LA-ZO!!! Impresionante, imponente, para la emoción. Hermosa definición del ídolo, que se llenó la Boca de gol. Ganó River, cada vez nos falta menos…
Lo primero es lo primero, y nos referimos a la definición de la Super Copa Argentina que los tendrá como protagonistas a River y a Huracán en la bella ciudad de San Juan el sábado venidero. Claramente que no viene mal sumar otro trofeo para las vitrinas y se deberá estar concentrado para tal compromiso, aunque interiormente en la cabeza de cada jugador ya se debe pensar en la Revolución Superclásica de Mayo que se viene. Será especial, por lo que significa, por el presente de ambos, porque además de compartir la punta del certamen y de que van a querer despegar, luego saben que deberán dar todo para seguir en la Copa Libertadores. No hay margen de error, son humanos, pero habrá que ponerse el traje de la perfección y una vez más buscar alegrar a los más de 14 millones de hinchas que esperan ansiosos el partido más importante del universo.
Alexis Emmanuel Fuma
@alesn08
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