
Siempre que Leonardo Ponzio convirtió, River no perdió. En total, gritó nueve veces con esta casaca, garantizando al menos un empate. Muchas veces criticado, se convirtió en un particular ambuleto.
Pasó del idilio con los hinchas y pedido a la Selección, hasta ser apartado del plantel por una aparente interna con Ramón Díaz. Gallardo lo recuperó y le aseguró un lugar referencial en el vestuario. Ayer, sus compañeros se lo reconocieron, yéndolo a abrazar tal como lo hicieron con el Lobo Ledesma y ante el mismo rival.
Su primera anotación en El Más Grande fue en la visita a Gimnasia de La Plata, en la victoria por 3-0, correspondiente al Clausura 2007. El segundo, ante Colo Colo en la Libertadores del mismo año. Fue victoria 2-1 en Chile. Luego, consiguió el Clausura 2008, pero se fue por la puerta de atrás debido al último puesto del siguiente Apertura.
En enero de 2012, resignó gran parte de su sueldo para regresar a Nuñez y dejar al Zaragoza navegando en la irregularidad de la Liga BBVA, de la cual se salvó de descender. En ese momento, el clima era de terror y angustia, recorriendo canchas insólitas y carentes de infraestructura como para recibir al Millonario. El 26 de febrero volvería a marcar, ante Desamparados de San Juan. A mediados de esa temporada, aguantó hasta el final del partido con una hemorragia que no lo resignó a luchar. El objetivo, para lo que vino, cumplido.
En la novena fecha del Inicial 2012, abrió la cuenta en Sarandí, que terminó con goleada 4-0. El domingo siguiente, cumplió cien partidos en la institución y fue homenajeado con una plaqueta y una camiseta con ese número. A los pocos minutos de comenzado el encuentro, festejó nuevamente. En el 12º capítulo, River recibió a Boca, perdiendo a Ramiro Funes Mori y Martín Aguirre por sendas roturas de ligamento. Fue un amargo 2-2, tras ir dos goles arriba. Ponzio abrió la cuenta, de tiro libre, con complicidad de Orión. En la quinta fecha del Torneo Final 2013, gritó su séptima conversión con La Banda. Fue alegría 2-1 contra el Sabalero. En el primer compromiso del Final ’14, capitalizó una pelota desde lejos del área y la puso contra el palo derecho de Monetti. 1-0 ante el Lobo y comienzo con el pie derecho para terminar obteniendo el torneo, de la mano de Ramón. Ayer, con un gol muy similar, puso el tercer tanto del partido ante Quilmes, que posteriormente empataría el Chirola Romero.
Así, con humildad y sacrificio, detrás de Kranevitter pero con carácter cada vez que le toca estar, el santafesino se adueñó de un récord personal que favorece claramente el destino del club en la tabla. Al menos, no se cae derrotado.
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