
Si hay algo que esperó hoy todo hincha de River, además de la victoria de su equipo ante Rosario Central para arrimarse a la punta del torneo, fue la vuelta de uno de los pocos ídolos del Millonario que sigue en vigencia. En realidad, si hay algo que esperó hoy todo hincha del fútbol, fue el retorno de Pablo César Aimar a una cancha.
La impaciencia cesó y la alegría se hizo presente: fue entonces en el minuto 29 del complemento cuando el entrenador de River, Marcelo Gallardo, lo llamó, le comunicó que hoy era el día indicado para su regreso. Y como no podía ser de otra manera, se vino abajo el Monumental. No importaba quién saliera, no importaba nada. El sustituido sería Leonardo Pisculichi, quien le había dado la asistencia a Teófilo Gutiérrez para que marcara el primer gol del encuentro, y el sustituto, el cordobés, de 35 años.
Una vez adentro del campo, el Payaso volvió a sonreír –y el público también–. En 15 minutos, mostró destellos de técnica y jerarquía; hasta incluso se animó a tirar una pared con Teo. Y aunque no hubiese terminado bien alguna jugada, el hincha seguramente se habría ido satisfecho de todas formas.
Si su regreso fue tan esperado, se debe a que pasó 15 años en el extranjero y sin vestir la camiseta de La Banda: jugó en el fútbol español, portugués y hasta en el de Malasia, donde 405 días atrás había disputado su último partido. Tras una serie de lesiones en su tobillo derecho se vio alejado de las canchas por un largo tiempo y hoy volvió. Ahora, a esperar, a ser paciente.
Pero, ¿quién no se ilusiona con un futuro River y un fútbol argentino colmado por la experiencia de Aimar?
Bernardo Scotti
@berscotti
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