
Por tercera vez desde que asumió Gallardo, a River le suspenden el partido. Esta vez, la más lamentable de todas.
Otra vez, se salieron con la suya. Los violentos jugaron su partido y lograron su cometido: evitar que River saliera a jugar el segundo tiempo y lograr que Darío Herrera suspenda el Superclásico, al cual solo le faltan 45 minutos (que seguramente se jugarán).
El bochornoso acto de arrojar gas pimienta a los jugadores de River provocó, tras una hora de debate, que se dilate el encuentro con día y escenario indefinidos aún.
Lo curioso es que, desde que Marcelo Gallardo asumió como entrenador del Más Grande, suspender partidos se convirtió en hábito: por causas climáticas, se tuvieron que reprogramar los duelos ante Arsenal y Estudiantes LP, por la 7° y 14° fecha del torneo pasado, respectivamente (en Sarandí el Millo empató 1-1 y en el Monumental, cayó 1-0 ante el Pincha).
Asimismo, por la ida de los 8vos de Copa Sudamericana 2014, dos cortes de luz interrumpieron durante más de media hora el encuentro ante Libertad en Asunción. La mayoría de la gente se había ido del estadio, pero el cotejo continuó y el Millo ganó 3-1.
Distintas causas, misma consecuencia-: que no se puedan completar los 90 minutos. Pero esta vez no fue por la lluvia o el error de un faro, fueron un grupo de asociales que en un acto cobarde no permitieron que siga.
Nicolás Diz
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