
No era un partido más. En realidad, ningún River-Boca es un partido más. Pero ese tenía una carga especial. Con Ramón Díaz en el banco y Cavenaghi en la cancha, aquel que nos había regalado el último triunfo en esa cancha, la sensación era más que positiva.
En el primer tiempo no hubo grandes emociones y los equipos no se sacaron diferencias. Pero el complemento tenía preparado un cóctel de sentimientos que nadie se esperaba. Lanzini abrió el marcador, acrecentado esa costumbre de meterle goles a ellos. Sin embargo, del otro lado apareció Riquelme con un tiro libre, su especialidad, para poner la igualdad.
El partido se moría y parecía que a River se le volvía a escapar y se iba con uno más de los tantos 1-1 que nos hemos traído de La Boca. Sin embargo, iba a haber una más y con un protagonista impensado. Ellos se habían encargado de que Vangioni no jugara el Superclásico, pero no se imaginaban que se terminarían atragantando con su propia malicia.
Ramiro Funes Mori fue quien jugó como un improvisado lateral por la izquierda. Durante el encuentro tuvo las complicaciones lógicas de un pibe que recién arranca y no juega en su puesto. Pero el destino le tenía reservado un guiño gigante. Faltaban menos de cinco minutos para el final, cuando Lanzini consiguió un tiro de esquina que invitaba a soñar. Ante la insistente queja de los primos, Manu envió un centro perfecto al corazón del área, donde Ramiro se elevó hasta las nubes y metió el cabezazo ante la pésima salida de Orión.
Ya todos sabemos cómo terminó la historia. Pero quizás haga falta recordarlo para trasladarnos a aquella noche del 30 de marzo a las 20:01, en la que un pibe salido de las inferiores de River veía su vida cambiar para siempre. El Melli silenció un estadio entero y le dio al Millonario la tan ansiada victoria en tierras enemigas luego de diez largos años. Ese fue el quiebre para que la Banda gritara campeón un tiempo después.
Algunos seguirán poniendo excusas, con el orgullo herido y aún sufriendo los vapuleos de un 2014 para el recuerdo. Ellos insistirán con que "No fue córner". Nosotros, mientras tanto, seguiremos recordando aquella noche con una sonrisa. Del Ramirazo no se olvidan nunca más.
Macarena Alvarez Kelly
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