Defensores de la lluvia, “amigos” del poco juego, protagonistas que no lo fueron. Un juez estrepitoso que ordena que se juegue, 22 obedientes que nunca protestaron y el agua que termina llevándose las ilusiones de ambos. Al mejor partido del mundo le faltó lo principal: el fútbol. Pero hay un solo responsable y se llama Mauro Vigliano. El pésimo árbitro decidió que el Superclásico del fútbol mundial se dispute como si el campo de juego fuera un lujo, como si el suelo del “Monumental” estuviera a tono con el encuentro y como si él estuviera a la altura de dirigir un choque de magnitud a nivel mundial. El pobre empate entre River y Boca anuló todo trabajo previo de los entrenadores, toda especulación, toda ilusión de ganarle al máximo rival. Ganó el agua, que justo hoy no era indispensable para vivir.
“Si la pelota rueda se debe jugar”, dice el famoso reglamento del fútbol argentino. Ya es muy tarde para aplicarle una modificación con respecto al Super. Se jugó. Perdón estimados lectores: “se jugó”. River y Boca, Boca y River hicieron lo que pudieron, ya que el agua de la interminable lluvia no permitió que cada uno desplegara el fútbol que pretendían mostrar ante los ojos del mundo entero. Paupérrima actuación de Vigliano que se equivocó para ambos lados pero con errores determinantes en un partido en el cual las pulsaciones están a mil por hora. Y se viene la gran disimulación: se lo parará una fecha y a otra cosa mariposa.
Inicio de las acciones del que fue un partido anormal, desdibujado, y por momentos impresentable. Los dos más grandes del país se veían las caras una vez más en un “Monumental” repleto de hinchas de River empapados. Mucho no se podía esperar de este espectáculo y obviamente se prestaban la pelota cuando ésta tenía ganas de rodar. La primera aproximación fue de Boca por intermedio de Andrés Chávez pero su remate era bien controlado por Marcelo Barovero. Inmediatamente River contestaba con un disparo de Ramiro Funes Mori aunque también encontraba bien parado al arquero Agustín Orión. Y era de esperar que la primera emoción pudiera llegar desde el envío aéreo y así lo fue para el equipo que dirige Rodolfo Arruabarrena. A los 22 minutos, Lisandro Magallán conectó con su pie derecho el tiro libre de Federico Carrizo que había llegado hasta el corazón del área y a festejar. El elenco de La Ribera daba el primer y finalmente único golpe por su lado y era muy temprano hablar de justicia.
Rápidamente, el “Millonario” salió en búsqueda de la igualdad pero a la salida de un córner, el cabezazo de Gabriel Mercado dio en el palo derecho y un principio de suerte estaba del lado azul y amarillo. El reloj marcaba el minuto 40 cuando Ariel Rojas tomó un rebote en la medialuna y su remate dio primero en la cabeza y posteriormente en el pie de Fernando Gago. El impresentable juez cobró una supuesta mano y, tras otorgar tiro penal, expulsó mal al jugador boquense. Un gravísimo error que condenaba a Boca a jugar más de un tiempo con un hombre menos. A todo esto, el encargado de hacer efectiva la pena máxima fue Rodrigo Mora pero le pegó tan mal que el balón se elevó y no había igualdad en el marcador. Así se iban al descanso, quizás con la sensación de que se podía haber dado el empate también por una jugada en la que la posición adelantada mal cobrada finalizaba en gol de Teófilo Gutiérrez.
Segundo tiempo, y más agua bendita (o maldita) que caía desde el cielo. Ya no había indicios de una posible suspensión. Había que terminarlo y el equipo que dirige Marcelo Gallardo apostó de entrada con el ingreso de Lucas Boyé en lugar de Leonel Vangioni. Apenas ingresaba, el pibe tenía su chance de concretar el empate pero el remate se iba algo desviado. Lo tenía Mora de cabeza y bien por Orión que enviaba el balón al córner. Hasta que un nuevo cambio le dio la razón al “Muñeco”. El ex 10 de River jugaba en una posición clave para el funcionamiento de un equipo y desde afuera observaba que a sus dirigidos les faltaba el juego aéreo. Y mandó al campo a Germán Pezzella pero ¡a jugar de 9! Tan bien le salió que a los 33, Funes Mori levantó la pelota y encontró al número 20 que jugaba de delantero en el área. El que es realmente defensor conectó de cabeza y tras el corto rebote de Orión, la mandó a guardar con su pie derecho. Ahora sí se podía hablar de justicia ya que el local había hecho méritos para encontrar la paridad en el resultado que finalmente se sellaba.
De ahí hasta el final, ni uno ni el otro se retiró victorioso a pesar de las chances de desnivelar. Boyé la tuvo dos veces pero falló y a Chávez el agua le jugó una mala pasada (vaya novedad) y no pudo concretar. Solo resta comentar la expulsión de Funes Mori bien cobrada por Vigliano cuya conciencia no estaba muy limpia y cabe decir que Mercado también debió haber sido expulsado por una fuerte patada que para el juez solo fue de amonestación. Empate con sabor a nada para una nueva edición del Superclásico del Fútbol Argentino: disculpas al mundo entero.
Ya pasó. Quedaron mano a mano y Boca se queda sin ganarle a River en este año. Un año que empezó bien, que siguió bien también, que continúa por buen sendero y que intentará finalizar con alguna consagración. Gallardo sabe que con cancha seca, la historia podría haber sido otra. Tercer empate en los últimos 3 encuentros disputados, aun así sigue puntero e invicto. Se viene el golpeado Newell´s que no deja de ser peligroso esté como esté. Quien quiera ganarle a éste River, deberá seguir esperando.
Alexis Emmanuel Fuma
@alesn08
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