NO PASÓ LA RAYAN

En el mundo del fútbol existe un diccionario especial, con palabras específicas, puntuales y que habitualmente se utilizan para describir las acciones que se observan. Algunos vocablos son para explicar el juego de ciertos equipos que puede ser bueno o malo y, en muchas ocasiones, debemos usar una palabra muy necesaria que nos muestra una realidad que ya se cae de madura y ella es la tecnología.
Resulta ser que hace siete días, un equipo de fútbol ganaba un partido denominado “superclásico” gracias a un error arbitral, claro está, porque en este deporte no se aplica la tecnología. Y en esta oportunidad el mismo conjunto que ganó con “trampas”, ahora le tocó perder por trampas. Sí, estamos hablando de que River sufrió lo mismo que le pasó a Boca con la diferencia tal vez de que el elenco “Millonario” ganó el partido que debía ganar (en cuanto al sabor que le queda al triunfar frente al clásico rival) y cayó en el que, en los papeles, podía caer.

No hay vuelta atrás. La ilusión de ser el único puntero del certamen se quedó en la provincia de Córdoba y la de compartir el primer puesto también. Parecía empate, pero no lo fue. Entre el árbitro Fernando Echenique y uno de sus asistentes se encargaron de que River se quede sin estar ahí arriba junto a Colón y a San Lorenzo. El juego no fue de lo mejor, se cometieron errores que se pagaron caros y a pesar de seguir a un punto de los líderes, a ningún hincha le parecía mal mandar en soledad.

Acciones del primer tiempo. Yeta y desgracia se unieron para bien de uno, mal del otro y viceversa. Es que los minutos 13 y 17 determinaron las dos situaciones más sobresalientes de los 45 iniciales en las que Teófilo Gutiérrez, entre otros, fue actor principal si se permite el término. En primera instancia, el colombiano erró una chance clara de gol al quedar mano a mano con el arquero Juan Carlos Olave y posibilitó que éste le achicara el disparo. A los 13 entonces, “Teo” fue protagonista otra vez ya que perdió una pelota en tres cuartos de cancha y así le permitió a Belgrano llegar al gol. La contra fue letal, Lucas Zelarrayán metió el centro perfecto ante la mirada de los defensores de River y Jorge Velázquez cabeceó hacia la red y dejó inmóvil a Marcelo Barovero. Cien por cien de efectividad, una llegada, un gol. Pero el visitante no se quedó y 4 minutos después equiparó el resultado. Manuel Lanzini apenas si pasaba la mitad de cancha visualizó la llegada de Gutiérrez. El cafetero levantó su pie derecho, punteó la pelota de una manera peligrosa ante la embestida de Olave y definió por lo bajo casi en soledad con el pie izquierdo. El 1 a 1 de esa primera etapa terminaba siendo justo en gran medida aunque si se hilaba fino, los de Núñez habían sido un poco más que el “Pirata”. La mala era la salida de Cristian Ledesma ante un fuerte dolor, quizás el “Lobo” sintió la sobrecarga de los últimos encuentros. Entretiempo para todos y a pensar en algo mejor para el complemento.

Cargado de infracciones, ordinario, molesto y aburrido. Así se nutrieron los primeros 35 minutos del segundo tiempo en los que fue más lo que se luchó que lo que se jugó. Se prestaban la pelota, se cometían errores un tanto infantiles y lo peor de todo es que las pocas situaciones de gol no inquietaban a los arqueros. Pero la nochecita del Estadio Mario Alberto Kempes tenía algo preparado. Corrían 39 minutos y vaya paradoja que la lluvia (significado del número 39 en los sueños de la quiniela) le jugó una mala pasada a Barovero. El remate de Zelarrayán no parecía llevar peligro pero al número uno de la visita se le escurrió el balón de sus manos y aunque no ingresó en su totalidad, tanto árbitro principal como asistente dieron por convalidado el “gol”. Todo River reclamó la acción pero no hubo vuelta atrás. Se dejó escapar la gran posibilidad de ser el líder absoluto del Torneo Final, pero la esperanza está intacta.

El 2 a 1 polémico deja al equipo que dirige Ramón Díaz muy caliente, con el ánimo por el suelo, con la bronca de haber perdido así y ahora más que nunca con las ganas de querer ganar el próximo encuentro. Se viene el siempre complicado Atlético de Rafaela en casa. Está demás decir que es clave ganar para seguir en la mediocre lucha por adjudicarse el certamen. El “Millonario” no podrá contar ni con Jonathan Maidana ni con Lanzini, ambos por llegar a la quinta amonestación. Los que los suplanten se juegan mucho, principalmente defender la camiseta que se ponen no solo por justificar el sueldo sino también porque si lo hacen de buena manera, a la larga podrían tener una de las tantas alegrías que les da el trabajo que eligieron.


Alexis Emmanuel Fuma
@alesn08