Fueron 459 minutos los que River estuvo sin convertir entre el gol de Mercado ante Lanús y el que hizo anoche Juan Carlos Menseguez. El Millonario estuvo a sólo 75 de romper la negativa racha del Clausura 2010 donde llegó a los 534 minutos.
Y fue el Rayo no más, se cortó la maldita sequía. Aquella que inquietaba a todo el plantel. Aquella que sigue preocupando a cada uno de los delanteros que no han obtenido siquiera dos goles en el campeonato (Menseguez 1, Teo 1, Andrada 1 y Gio 1, Mora no anotó) y en el que River ostenta nueve goles en catorce partidos. Una cifra muy baja para las aspiraciones de El Más Grande.
Ayer, con un equipo semi alternativo, el Millo generó muy poco a pesar de la localía y de los primeros quince minutos que invitaban a soñar con una goleada de esas que poco se recuerdan en los últimos tiempo. Menseguez le aportaba explosión al ataque, Fabbro parecía fino en el pase punzante, y Solari con Vega se las arreglaban para inquietar por la derecha. Sin embargo con el gol de Román Martínez y la infantil expulsión de Ledesma se diluyó el funcionamiento del equipo.
Que vino porque era el amigo de Emiliano, que hace dos años que no pisa un campo de Primera División, lo cierto es que en los 45 minutos que jugó no desentonó y hasta marcó un golazo con un enganche y una definición para reproducirla y para mostrársela a los delanteros antes de entrar a la cancha.
Los goles que se hacen en una derrota mayormente no sirven más que para darle confianza a los delanteros, aunque éste tiene un sabor distinto, es que Ramón iba a dejar una marca negativa en el club entre tantas positivas. Y fue un Rayo, sí un jugador que él bancó el que rompió la entrada a la historia negra del club. Aunque sí quiere evadir la oscuridad tendrá que trabajar y mucho en este equipo que no encuentra el rumbo.
Marcelo Andrés Guzmán
@marceloaimar
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