Insólitamente River encara el último partido del Torneo en el Estadio Monumental con olas de rumores que parecen más orquestadas que corrida cambiaria. Impulsados desde la tribuna amarilla del periodismo y haciéndose eco más en mesas de bares que en los tablones los rumores sobre el futuro de Ramón Díaz tomaron el centro de la escena.
El Pelado aparece en los últimos días cuestionado por hinchas de
moderno paladar y poca afición al archivo y tantos otros de exitista memoria
futbolera cargada de Alzheimer y otras malas yerbas. Aquellos que hoy
vanaglorian el foráneo juego del Barcelona olvidando los goles del River de los
mil toques de hace poco más de una década.
Una década fue precisamente la
que caprichosamente prescindimos de Ramón. Una década en la que compramos
discursos de traficantes de egos que contraproponían al carisma riojano con inventos de proyectos
largos, inferiores modelo e incluso un Estadio Monumental europeo con cine,
hotel y mil chiches más. El triste final es conocido. No dejaron ni las sobras
y nos arrastraron hacia el más oscuros de los abismos futboleros.
Y cuando el barco empezó a tener
charcos de nuevo, tiraron el manotazo de ahogado. Y lo sacaron al excéntrico
riojano del museo para ponerlo en el lugar de donde nunca se tuvo que haber
ido. Y agarró a un equipo gris que con su solo aura ganó los últimos partidos
de aquel bipolar ciclo de Almeyda en primera. Y lo sacó subcampeón del aclamado
Newell´s del Tata Martino. Y lo metió de nuevo en América. Y se plantó en el
medio de la Bombonera para gritar a los cuatro vientos esa verdad atragantada
que nosotros, los hinchas, no nos fuimos a la B. Y llevó chupetines a una
conferencia de prensa para desnudar la pequeñez de la vereda de enfrente. Y a
pesar de este semestre gris es el único que puede generar alguna ilusión entre
tanto mediocre que se calza con demasiada facilidad el manto sagrado.
¿O le vamos a echar la culpa a
Ramón del vaciamiento patrimonial del club? ¿De las promesas de inferiores
canjeadas por tachos de pintura? ¿De cambiar por migajas a dos bestias del gol
como Pipita Higuaín y Falcao? ¿De haber usado y después descartado como un hijo
pródigo al Burrito Ortega? ¿De habernos jugado el descenso a suerte y verdad con
Bordagaray? ¿O de elegir entre Fabbro y Menseguez en lugar de Messi y Ribery
cuando era Fabbro y Menseguez o nada?
Le dimos diez años a los Aguilar,
a los Passarella y a todas las lacras que los rodearon y que destrozaron al
club. Regalamos nuestra gloriosa identidad durante diez años para tomar como
natural que uno de los candidatos tentados por ocupar el sillón de Figueroa
Alcorta pida públicamente y sin un solo pergamino que lo avale la renuncia del
riojano. Entregamos diez años para permitir que cualquier raso pseudo referente
del plantel se ponga del otro lado de la
balanza. Pasaron diez años y nosotros pasamos del “Ramón vs. Enzo al Ramón vs.
Ponzio”. Nos devaluamos hasta en las dicotomías.
Hablamos con liviandad de
recuperar la identidad. Escuchamos a los candidatos usar la frase como un
slogan cuando debería ser una cuestión de estado. Y no solo es cuestión de
goles, juego y volver a llenar las vitrinas por más necesario que sea. Se trata
de volver a sacarle brillo a los colores, de volver a estremecerse al mirar el
escudo. Se trata ni más ni menos que de volver a ser. Y en esa titánica lucha
Ramón debe ser bandera y estandarte. Nadie más.
Pablo Domínguez
@mingopayo
@mingopayo
Se trata de que jugamos para el orto, en este campeonato y en el anterior (salimos segundos de casualidad y por que los demas eran un desastre). Y les guste verlo o no, el responsable es el tecnico. Yo le agradezco todo lo que hizo en el pasado, pero le doy credito un rueda mas. Y por favor, que se dedique a trabajar y que hable menos.
ResponderEliminarSimplemente genial
ResponderEliminarGenial tu análisis Pablo. Adhiero totalmente. Aguante Ramón.
ResponderEliminarHasta la victoria siempre
Tremenda nota, estupenda, sensacional.. Ramon es River, le erró como cualquier humano, pero sigue siendo Ramon.. Te felicito Pablo!!!
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