
Sean “bienvenidos” los vocablos para calificar y juzgar en este caso a un equipo llamado River Plate. Desazón, vergüenza, humillación, asco. Si alguien no está de acuerdo está en todo su derecho, pero que entonces diga en que se basa para defender a este “equipucho” que dirige Ramón Díaz. Duele el alma, se entristece el corazón, se hieren los sentimientos. River da lástima como conjunto futbolístico y hace 12 años da asco como institución. Es la pobre realidad que en muchas ocasiones fue maquillada por algún que otro jugador que realmente ama al club. Desde el 2001 que al “Millonario” lo saquean de la manera que se les antoja, que lo escupen y lo cachetean a sus maneras, que lo maltratan como quieren porque, obviamente, no son de River.
No quedan dudas de que hablamos de aquellos que solo llegaron a Núñez con el fin de abofetear a River como quisieron, de reírsele en la cara, de robar hasta más no poder, de ser hipócritas con los socios, con la gente. En esta institución jugaron, entre otros, Ángel Labruna, Amadeo Carrizo, Norberto Alonso, Enzo Francéscoli, Ariel Ortega, Marcelo Gallardo, etcétera. Que nombres, que apellidos. La historia pura de un River que luego de cumplir su centenario de vida, vivió una década espantosa, llena de irregularidades, cargada de manoseos, y como si fuera poco, tocó fondo en 2011 con un histórico descenso. No conforme con eso, fueron por dos años más de malaria en la cual siguieron con el robo y con el maltrato.
Esta eliminación de la Copa Sudamericana a manos de Lanús es más que dolorosa, era lo único que River peleaba en el semestre, pero ya es tarde para lamentos porque en este club todo se dio vuelta allá por el 2001 cuando se echaba a un Director Técnico que acababa de ser campeón. A River lo pudrieron, lo mataron y este resultado de 3 a 1 en el Estadio “Monumental” le tiene que haber asegurado a muchos el tener listas las valijas a partir de diciembre. “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
No tiene demasiado interés hacer un análisis profundo de la actuación de River en este partido. El conjunto que comanda Guillermo Barros Schelotto jugó a su antojo y de arranque nomás ya le propinaba a su rival el primer gol. Tan sólo 6 minutos de juego y el disparo de Leandro Somoza se desvió en el taco de Diego González y terminó con el sueño de los de Núñez. Ni hablar cuando el reloj marcaba los 31. Santiago Silva marcó el segundo luego de que el centro desde la derecha lo encontrara solitario en el área. IRREMONTABLE. Aun así, los “futbolistas” del local iban hacia adelante, pero ciegos, sin compromiso, sin ideas, sin nada de nada. Esto es River, un “equipucho” al que cualquiera le hace partido y le pinta la cara en su propia casa.
Con el 0-2 llegó el complemento. Con que necesidad, decían algunos. La confianza ya no era amiga de los de rojo y blanco y a las pocas fuerzas que tenían, Víctor Ayala se las arrancó cuando anotó el tercer gol a los 26 minutos. Un clima oscuro, una noche negra, un sueño consumido. River no te devuelve nada. River es una máquina de hacer sufrir a la gente. River es lo que muchos no quisieron que sea y los que pocos si lograron que sea. Después de todo, es imposible olvidarse de la tarea desempeñada por Matías Kranevitter. Excepto Marcelo Barovero, el pibe demostró que tiene calidad, puso todo lo que había que poner y cada vez que tocaba la pelota le caía una catarata de aplausos en reconocimiento a su impecable deber. Tiene pocos partidos en primera y les demostró a un tal Jonathan Fabbro y Teófilo Gutiérrez (que logró el descuento a los 37), como se juegan estos partidos decisivos. Gracias Matías, transpiraste la camiseta como los grandes. Pero el pibe no es superman. Salvo “Trapito”, que otra vez tuvo una tarea más que aceptable, desde el 2 hacia adelante Kranevitter contó con compañeros sin alma ni corazón y así es muy difícil. Fin al crédito en la Copa: ¿con qué necesidad te quedas hasta el 15 de diciembre? No te banca nadie.
Ya no había vida en el Torneo Inicial. Ya no se había “salvado el semestre” ganándole a Boca. Quedaba una luz que solo la mantenía encendida Barovero. La mayoría de sus compañeros se la apagaron en un abrir y cerrar de ojos. ¿Qué más tiene que pasar para que declares con la verdad, Ramón? Te podes equivocar, sos humano, pero sos un hombre con experiencia. Tus “pollitos” te fallaron, y los amigos de tu ayudante de campo también. River está afuera de todo y cierta culpa la tenés vos. Sólo Dios sabe si tendrás la chance de reivindicar todo lo malo que hiciste en este tiempo.
Alexis Emmanuel Fuma
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