Hay momentos en la vida en los que la cabeza te hace un click. Hay situaciones en las que tranquilamente se puede evitar llegar al límite. Y sobre todo, hay frases que suelen ser determinantes para cerrar un capítulo negro y abrir otro mucho mejor. Ramón Díaz había dicho: “Algunos no tienen memoria”, y hacía referencia al porque del cierre de su cuenta en Twitter. Y agregaba: “Quiero dedicarme solamente al equipo”. Y no le fue mal ya que mucho se había hablado de su planteo cauteloso en el partido de vuelta frente a San Lorenzo por la Copa Sudamericana.
Cuando hablaba del hecho de no tener memoria, claramente se refería a su pasado como jugador y como Director Técnico. El riojano es filoso en sus declaraciones y podríamos decir que dicha frase fue absorbida por los jugadores y llevada a la práctica en este partido frente a Tigre. River “recuperó la memoria”, ¿cuándo fue que la perdió? Los futbolistas se acordaron de jugar y en ciertos pasajes del encuentro se los vio concentrados como debe ser, exponían una triangulación interesante y sumaban ese juego asociado que tantas satisfacciones le ha dado a la institución. Fue un complemento perfecto en el que se incluyeron goles, asistencias, atenciones y en el que una vez más se contó con una tapada fenomenal de Marcelo Barovero que parece tener un imán con la pelota.
El partido tuvo un tiempo y medio de más. River definió todo desde el comienzo de la segunda etapa hasta los 20 minutos. Los primeros 45 minutos y el resto luego del tercer gol fueron para cumplir con el reglamento. La tarde arrancaba bien en cuanto a la idea del “Millonario” de llevarse por delante a Tigre. Con paciencia y siendo cuidadoso del balón, intentaba llevar peligro al arco del “Matador”. Pero cada situación se desvanecía cuando a la hora de ajusticiar se escuchaba el “uhhh” de la gente por los desperdicios. Se generaban situaciones, solo faltaba el gol. Carlos Carbonero, de aceptable actuación buscaba lastimar al rival por el sector derecho, lo conseguía a medias. Leonardo Ponzio, con una leve mejoría respecto de partidos anteriores, remataba en dos ocasiones desde afuera del área pero ambos disparos eran desviados. Federico Andrada hacía la personal y su tiro permitía el lucimiento del arquero del club de Victoria. Faltaba ese toque de suerte que también es importante cuando hiciste todo para irte al descanso siendo el vencedor, pero al llegar al vestuario te das cuenta de que el marcador sigue sin apertura.
Poco a poco el buen trabajo de River se apagaba y el primer tiempo pasaba al recuerdo. No había más remedio que intentar en los 45 minutos restantes lo que no se había logrado en la etapa inicial. Se buscaba efectividad a la hora de pisar el área de los dirigidos por Diego Cagna. Y vaya si la hubo.
Complemento en marcha. Muchos todavía no estaban acomodados y ya se llenaban la boca de gol. Es que Manuel Lanzini fue protagonista de una jugada a pedir del paladar “Millonario”. El 10 ganó la pelota en la mitad de la cancha y enfiló para el área. Dejaba rivales en el camino como si fueran conos y de frente al arco soltó suavemente el balón ante la salida de Javier García. Solo 40 segundos y el Estadio “Monumental” explotaba con la máxima emoción que te da el fútbol. Otro partido para el visitante. El sistema 4-4-2 tenía que dejar sus huecos y los de Núñez supieron aprovechar los espacios. Eder Álvarez Balanta ya no estaba en cancha producto de una sobrecarga muscular y Jonathan Bottinelli ingresaba en su lugar. El nuevo cambio iba a ser el de Rodrigo Mora por Giovanni Simeone quien no tenía sintonía en el partido. Pero de golpe la pelota le quedó servida en el vértice del área grande y sacó un soberbio remate con su pie derecho que luego de pegar en el travesaño picó adentro y a festejar otra vez. “Gío” convirtió su primer gol de manera oficial a los 18 minutos y no solo sirvió para el triunfo, sino también para haber sido una de las presencias del mejor partido de River en lo que va del Torneo.
Y faltaba la frutilla del postre. La Banda no era una aplanadora pero había encontrado esa cuota de suerte que no había tenido en el primer tiempo. Tan solo dos minutos después del gol del “Cholito”, la jugada iniciada en el sector derecho su fue hacia el izquierdo en el cual estaba Lanzini. Andrada remató de media vuelta en el área chica y tras el cachetazo del guardameta de la visita, “Manu” con el arco casi vació tocó de zurda y sentenció el resultado. Partido liquidado diría un conocido relator. Y así fue. Los 25 minutos restantes estuvieron de más salvo una nueva intervención del arquero del momento. Barovero tapó una pelota a “quema ropa” y mantuvo su valla en cero. La tarde soñada que finalizó de noche. Ganó, goleó, ¿gustó? Opiniones divididas, y permítame no poner entre signos de pregunta si recuperó la memoria: todos esperamos que haya sido así.
No costaba nada dar una muestra de lo bien que se puede jugar. De un planteo cauteloso a uno motivador, con dos delanteros, con un Lanzini que además de ser figura por manejar el partido, convirtió dos goles que le suman mucho a él sobre todo para darse cuenta de que tiene condiciones para ser el enganche bien definido de River. Con los cambios bien realizados. Con la concentración a flor de piel Este es el estilo que le gusta a la gente. Ramón es un viejo conocido y sabe que si se juega de esta manera obtendrá muchas satisfacciones. Falta poco para fin de año. No vendría nada mal festejar con champagne y salir campeón.
Alexis Emmanuel Fuma
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