Tras la heroica actuación del cordobés ante Sanfrecce Hiroshima, el presidente se deshizo en elogios para con él y bromeó acerca de una potencial estatua en su honor. También habló de la revolución que causaron los hinchas.
El equipo tambaleó en su debut y tardó en adelantarse en el marcador, pero si el empate se mantuvo hasta los últimos momentos fue gracias a Marcelo Barovero, artífice de un partido memorable en el que le ahogó tres gritos a los japoneses. Luego, Lucas Alario pondría la ventaja y la consiguiente clasificación a la final del mundo.
Feliz por el primer objetivo cumplido y por la labor del arquero, Rodolfo D’onofrio se lo tomó con humor. "A Barovero vamos a tener que hacerle un monumento como a Labruna", indicó. Acto seguido, analizó el triunfo. "Los jugadores tenían una carga enorme. River se jugaba mucho en la semifinal ante un buen rival que si ganaba hacía historia y si perdía, no pasaba nada. ¿Saben lo que hubiera sido si no ganábamos?", planteó en diálogo con ESPN.
La pasión de los casi 20.000 fanáticos que viajaron 18.000 kilómetros para alentar de cerca al equipo es un factor que llamó la atención de la población nipona. "Las autoridades japonesas no esperaban semejante euforia de parte de los hinchas de River. Quedaron sorprendidas", describió el mandamás del Millonario, enfocado en el encuentro ante Barcelona.
Lucas Ajuria
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