domingo, 3 de mayo de 2015

LOS CAMBIOS, ¿LA CLAVE?



El partido era demasiado parejo y ninguno de los dos equipos lograba sacar diferencias significativas sobre su rival, hasta que los entrenadores empezaron a meter mano. ¿Fueron los cambios de Arruabarrena y Gallardo los que desnivelaron el desenlace a favor de Boca?

El trámite del encuentro fue muy friccionado. Batallado en la mitad de la cancha y con varios errores en defensa por parte de ambos, pero sin muchas jugadas claras de gol. Las emociones más fuertes fueron durante el primer tiempo, con dos palos por lado: Osvaldo para Boca y Sánchez para River. El complemento fue bastante chato, sin situaciones claras ni intenciones de jugar al fútbol. La pelota estuvo más en contacto con el aire que con el césped.

Parecía que, a falta de cinco minutos, todo se encaminaba a un inamovible 0-0. Pero, sin embargo, las cosas ya habían comenzado a cambiar. Arruabarrena sacó de la cancha a Chávez y mandó a Gago al medio. La variante pareció algo temerosa, pero finalmente el cambio de esquema terminó siendo favorable para el local. El DT de Boca también apostó a la velocidad y el desborde de Pavón, en lugar de un Carrizo que ya no sorprendía demasiado. Por último, puso a Pérez, un jugador con un poco más de despliegue que Meli.

Por el otro lado, Gallardo dudó y decidió seguir apostando al mismo sistema, pero el resultado no fue bueno. La verticalidad de Martínez no fue aprovechada jugando como mediocampista y muy lejos del arco, mientras que Cavenaghi sufrió la falta de contacto con el balón y se tiró demasiado atrás. Lo de Mayada por Mammana fue algo anecdótico, ya que el juvenil había realizado una buena tarea y, además, ninguno de los dos es lateral derecho.

Quedó la sensación de que Arruabarrena supo encontrar las debilidades de River y las explotó. Los laterales, el sector de la cancha por la que el Millonario más sufrió y Boca suele hacerse más fuerte fue la clave ante un equipo que supo adaptarse y otro que decidió no mutar. Gallardo mantuvo el 4-4-2, sin poder encontrar entre los suplentes a los protagonistas adecuados y desordenando el equipo en los minutos finales. Por el otro lado, los goles del Xeneize vinieron desde el banco. Esta vez, la clave estuvo en los cambios.

Macarena Álvarez Kelly


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