jueves, 12 de febrero de 2015

RIVER NUNCA SE FUE


Las alegrías no se detienen, River volvió a los primeros planos. Volvió a su lugar sin escalas y las excusas jamás tomaron su parte. River se coronó como Rey de América, River volvió a ser River.

Los pasillos rugían, cada rincón retumbaba: Era el más grande caminando a paso firme. Caer, levantarse y volver a ser, una filosofía que se volvía sangre. River se armó de coraje y, con los mejores guerreros, se acomodó nuevamente en aquel lugar que lleva contramarcado su nombre, volvió a la cima, volvió a sí mismo.

Como si se viviera de las sanas costumbres, River cosechó un campeonato más, pero no uno cualquiera, ahora en el ámbito internacional, ahora no levantó solo una Copa, no, ahora tomó la corona que la vida misma le intentó arrebatar y se la acomodó de tal forma como si no se la hubiera quitado ni un solo segundo. Volvió a sentarse en ese lugar que, por historia, le pertenece; River es, nuevamente, el Rey de América.

La imposición del más grande no fue fortuita, su historia se enmarcó en esa banda roja que se calzó cada uno de los guerreros al salir a batallar: El buen fútbol como arma principal para volver, porque no hay mejor forma de hacerlo que imprimiendo un sello propio e indeleble a su historia.

No bastó con un torneo doméstico ni con una Supercopa, al parecer tampoco con una Copa Sudamericana, River necesitó volver a lo más alto, River volvió a la cúspide del fútbol continental. Pero ya se avisa desde el vestuario que aún no basta, que todo sigue, que el camino que queda es aún más largo que el ya recorrido porque el Millonario aún tiene historia por escribir, aún tiene un sinfín de páginas en blanco por llenar, una infinidad de líneas que si bien pretenden llenarse, no tendrán fin. River seguirá caminando y no se detendrá, porque al final de cada hoja habrá más por plasmar y un lema claro que no se desdibuja: "La gloria continúa". Somos River Plate, el más grande lejos.

Pablo Guerrero G. 

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