lunes, 3 de marzo de 2014

EL GRAN "DTEO"


No se trata de darle publicidad al gran juego de Clarín del que participan muchos ciudadanos, tampoco de elogiar a un entrenador que acaba de ser campeón del mundo, y mucho menos vamos a proponer el equipo para la próxima fecha de dicho entretenimiento. Estos no son los objetivos de esta nota ya que si esto sucediera desviaríamos la atención de alguien que se merece estar en todas las tapas de los diarios. Esa persona es oriunda de Colombia y un 2 de marzo de 2014 demostró cómo debe recuperarse un club de fútbol que necesitaba precisamente eso: jugar al fútbol. Su nombre es Teófilo, su apellido es Gutiérrez y todos le decimos, gracias por el EXCELENTE partido que jugaste.

Fue un DT dentro de la cancha. Hablaba, organizaba, caminaba cuando había que hacerlo y corría cuando la velocidad lo llamaba. Llevó adelante la gran mayoría de las jugadas de peligro, estuvo astuto, preciso, eficaz, colaborador de sus compañeros y, obviamente, a todos estos argumentos y adjetivos debía coronarlos con un gol (aunque pudieron ser más) y con un triunfo. Y lo logró, “Teo” hizo delirar al pueblo riverplatense luego de aquel mal primer tiempo que tuvo en Santa Fe en el cual había salido en el entretiempo y demostró una vez más porque es convocado a participar con su Selección.

Era un partido “chivo”, de esos complicados por donde se lo mire. River recibía al último campeón con la necesidad no solo de llevarse los 3 puntos sino de sumar “fichas” a su condición de candidato a ganar el torneo. De arranque nomás podía verse esa rabia y esa bronca (en el buen sentido de las palabras) de las que habló Ramón Díaz en la semana. La baja producción en el encuentro frente a Colón obligaba rotundamente al “Millonario” a revertir la historia. Y lo hizo, a medias con el resultado pero dejó una muestra de fútbol que rozaba la perfección. Borró a San Lorenzo del campo de juego y solo gracias al arquero Sebastián Torrico, el marcador fue 1 a 0.

Un primer tiempo áspero, rápido y con toques que sorprendían y los hinchas abrían los ojos grandes como los de Bart Simpson. Nadie podía creer lo que se veía, los jugadores de River parecían tener inyectada una “dosis de Messi”. Pases a los compañeros, velocidad en ataque, movimientos interesantes y una jugada estupenda que finalizó con el único grito goleador de la tarde. Iban apenas 20 minutos y Fernando Cavenaghi (vestido de enganche) armó una pared con Cristian Ledesma. El “Lobo” se la devolvió al “Torito” que de taco habilitó a Carlos Carbonero y el mediocampista fue generoso con su compatriota Gutiérrez. Le envió un centro preciso que el cafetero supo como saltar y tocar en el aire con su pie izquierdo para romper el arco del “Ciclón”. Se veía venir, se buscaba y se consiguió. Y River fue por más, no se quedó con esa ventaja sino que quiso darle tranquilidad a todo su público. Otra vez Teófilo en acción que con pelota dominada dejó atrás a sus marcadores a puro enganche y definió por lo bajo, pero dicho disparo impactó en el palo derecho del arco defendido por Torrico.

Los de Núñez se floreaban. Marcelo Barovero atento como siempre, hasta tiró un enganche en el área grande a pocos minutos del final. Augusto Solari de lateral cumplía con creces la posición encomendada. Jonathan Maidana y Eder Álvarez Balanta estaban impecables. Leonel Vangioni que había recuperado la memoria. Grandes proyecciones de Carbonero. Solidez y experiencia en Ledesma. Sorpresiva aceptable actuación de Ariel Rojas (tiró tacos y estuvo preciso). Manuel Lanzini que peleaba todas y hasta tuvo su chance de gol en la que Torrico fue más rápido. Cavenaghi vestido de enlace, de conductor, era importantísimo para el grupo y de “Teo” ya dijimos todo. Así jugó River, a lo River, y llegó el descanso que en realidad nadie quería.

Situaciones del segundo tiempo. El equipo que dirige el “Pelado” sacó el pie del acelerador pero seguía con la precisión intacta. Los movimientos eran de un equipo que quiere ser campeón o que al menos quiere pelear el torneo. Hubo muchas chances para aumentar el marcador pero la “muralla” del guardameta azulgrana dijo presente en el Estadio Monumental. La tuvo Gutiérrez y falló, apareció Lanzini pero también malogró su acción. Nada parecía romper el arco rival por segunda vez. Lo que sí se rompió fue una de las medias de Juan Carlos Menseguez producto de la plancha que le propinó Néstor Ortigoza, quien fue obviamente expulsado por su tocayo Pitana. Mala del gran mediocampista de San Lorenzo que increíblemente estuvo desconocido y no propuso absolutamente nada. Ganó River y parece que si no es 1 a 0 no vale.

Era la tarde ideal para disfrutar de las famosas 3 G. Ganó y gustó, le faltó golear pero al menos lo buscó durante los 90 minutos. Fue un partido bisagra como lo definió Vangioni. River debía devolverle a su gente esa confianza con la que arrancó el certamen, ahora solo resta confirmar esta buena actuación con más partidos y más goles sobre todo. Aparecieron esa rabia y esa bronca de las que habló el DT, pero estimado Ramón discúlpeme: hoy el gran "DTeo" fue el colombiano de Barranquilla, Don Teófilo Antonio Gutiérrez Roncancio.

Alexis Emmanuel Fuma
@alesn08

0 comentarios:

Publicar un comentario