miércoles, 30 de octubre de 2013

LA FORTALEZA DE MARCELO BAROVERO



No es novedad. Hace mucho tiempo que se lleva el título de figura. Quizás se podría pensar o decir que es contraproducente pero existe una tranquilidad superlativa debajo de los tres palos. Es simple, sencillo, siempre está bien ubicado y resuelve todo de fácil manera. Claramente hablamos de Marcelo Barovero que es un arquero con todas las letras, que salva a River en enormes oportunidades que tienen los rivales. Protege el arco como los grandes guardametas que tuvo la historia del fútbol argentino. River se llevó un empate del Sur Bonaerense, sólo gracias al número uno.

También se podrá decir que el resultado no sirve, que hubiese sido bueno convertir, o que el juego no fue demasiado atractivo pero está claro que estas incógnitas se revelarán cuando se defina la llave. Sólo se puede analizar este encuentro sin especular en el partido de vuelta. Lo pudo haber ganado gracias a un cabezazo de Germán Pezzella bien controlado por Agustín Marchesín, pero lo pudo haber perdido en varias ocasiones y esto no sucedió ya que la fortaleza para mantener el cero la tuvo “Trapito”.

Tibio, discreto, algo atractivo. Así fue el primer tiempo que solo tuvo una chance de gol para el local. Hasta podría decirse que fue de igual a igual cuando realmente se esperaba que Lanús impusiera supremacía futbolística sobre River. Se prestaban la pelota e intentaban llegar al arco con profundidad por los costados pero no lo conseguían puesto que la falta de contundencia era protagonista en ambos equipos. Los intrascendentes disparos desde afuera del área por intermedio de Teófilo Gutiérrez y Carlos Carbonero no hacían más que representar la falta de gol que posee el “Millonario”. Desde el partido precisamente con Lanús pero por el Torneo Inicial que no se conoce la palabra gol. Aquella vez había sido Gabriel Mercado el hombre de la conversión y en esta oportunidad fue Pezzella quien pudo haber logrado la ventaja. Defensores ambos, tarea que quizás no sea la indicada para ellos la de hacer goles, aunque si sirve para ganar bienvenido sea. Se iba la etapa inicial, descanso en marcha y a la espera de algo mejor.

El complemento fue un show brindado por Barovero: excelentes intervenciones del arquero de River que tapó todo lo que le tiraron. Siempre atento a los ataques de Lanús que se reproducían a cada instante. Imponía su presencia acompañada de manotazos, puñetazos, voladas y más. Probaron Santiago Silva, Diego González, Jorge Pereyra Díaz y Lautaro Acosta, pero siempre se chocaron con la enorme figura de “Trapito” que ha demostrado con creces que merece un lugar en la Selección. River, por su parte, tuvo lo suyo. Habíamos mencionado la chance de Pezzella que encontró bien ubicado a Marchesín, también lo tuvo Manuel Lanzini pero el uno “Granate” tapó lo que parecía la apertura del marcador. Se puede sumar un intento de Gutiérrez aunque terminó siendo no tan clara su oportunidad. Sólo quedó para el final la expulsión de manera directa de Eder Álvarez Blanta. El colombiano tenía la pelota controlada pero llevó su mano al pecho de un rival a modo de manotazo y el árbitro Silvio Trucco le mostró la tarjeta roja. Resultado abierto para el partido de vuelta. No habrá que confiarse, sino que se deberá ganar el encuentro cómodamente.

“Estamos en deuda, no jugamos bien, nos falta claridad”, etcétera, etcétera. Se ha vuelto una constante estas declaraciones de Ramón Díaz luego de cada encuentro. ¿Es el culpable del juego que propone River? Opiniones sobran y es un tema difícil para debatir. No solamente se trata de que River no juegue, o juegue poco, sino que no tiene gol y obviamente no gana. ¿Cómo hará Ramón en ocho días para revertir esto? ¿Qué jugadores deberá poner? Tendrá una prueba ante Estudiantes por el Torneo Inicial. No existe otra palabra que ganar pero no en el último minuto, y que pida la hora, sino que se proponga juego y mucho gol. En fin, son muchos interrogantes con amplias respuestas. Y esto a River no le cae nada bien, ni a su historia ni a su gente.

Alexis Fuma

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