Miedo a la altura, traer un buen resultado de visitante, o hasta la comodidad del respeto que presentaba el conjunto ecuatoriano hicieron del Millonario un equipo sin carácter que se fue al descanso con un 0-1 por problemas de atención en una pelota parada. En el complemento, y luego de una larga charla con Ramón en los vestuarios, River fue otro de la mano de Lanzini.
Antes de la jugada del empate, Manu había generado dos llegadas con peligro para el arco de Luis Fernández. Y llegó esa gambeta, similar al arranque del gol ante Tigre. Después de un pase de Ponzio arrancó Lanzini de cara al arco, donde hace más daño. Dejó dos jugadores en el camino y abrió para que Ferreyra, con "tres dedos", la mande al fondo de la red.
El "10" se asoció muy bien con el Malevo. Trató de darse vuelta y lograr ponerse de frente al arco que es la forma en la que más daño hace. Lanzini demuestra que ser el conductor del Más Grande le calza cada vez mejor.
Marcelo Andrés Guzmán
@marceloaimar
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